Ayudando a América Latina con su gestión de residuos electrónicos
Pocos de entre nosotros solemos dar importancia a lo que sucede cuando nos deshacemos de los aparatos electrónicos que utilizamos a diario. Frigoríficos, cables, cargadores de móviles, teclados, pantallas… Es lo que se conoce como la basura electrónica o e-waste. Estos productos se van acumulando en todo el mundo, cada vez en mayores cantidades, planteando graves amenazas no solo para el medio ambiente; también para nuestra salud.
Los materiales tóxicos que contienen los residuos electrónicos se liberan a la atmósfera, el agua o el suelo, causando daños irreversibles en el medio ambiente. Algunos dispositivos contienen sustancias altamente tóxicas e incluso cancerígenas, conocidas como contaminantes orgánicos persistentes (COPs), que pueden dispersarse a través de grandes distancias por vientos o corrientes oceánicas. Estos COPs resisten la degradación medioambiental y se acumulan en el tejido de organismos vivos.
La exposición a incluso pequeñas cantidades de mercurio, por ejemplo, utilizado en lámparas de bajo consumo y monitores de pantalla plana, puede causar graves problemas de salud, dañando el sistema nervioso, digestivo e inmunológico de las personas, así como los pulmones, riñones, piel y ojos.
"Las estimaciones sugieren que, en la actualidad, se generan alrededor de 50 millones de toneladas métricas de desechos electrónicos cada año en todo el mundo, y esta tendencia va en aumento," dice Smail Alhilali de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI).
Como resultado de la constante innovación tecnológica, la tendencia a actualizar nuestros dispositivos, y la vida útil cada vez más corta de éstos, la basura electrónica es ahora el flujo de residuos más grande y de más rápido crecimiento. En el 2012, los mayores generadores de desechos electrónicos del mundo fueron los Estados Unidos, China, Japón, Alemania y Rusia, con cantidades que oscilan entre 1,5 y 9,4 millones de toneladas métricas. Durante el mismo año, la población de Estados Unidos tuvo la mayor producción de basura electrónica per cápita, generando cada persona alrededor de 30kg de residuos electrónicos.
Pero la gestión correcta de los residuos electrónicos no solo tiene el objetivo de proteger la salud humana y el medio ambiente; también presenta una oportunidad para reutilizar los materiales valiosos que pueden encontrarse en muchos tipos de dispositivos desechados. Si el reciclado no se realiza correctamente, muchos recursos preciosos pueden perderse. Por ejemplo, los metales contenidos en los teléfonos móviles incluyen oro, plata, paladio y platino. Cuando se tiene en cuenta que se espera una venta de 1,9 mil millones de teléfonos móviles en el año 2015, la cantidad de metales que podría recuperarse de sus desechos en el futuro es significativa. Existe, por tanto, un claro estímulo económico para gestionar los desechos electrónicos.
Una solución obvia, ya puesta en marcha, es reciclar. La mayor parte del reciclaje de aparatos eléctricos o electrónicos usados se lleva a cabo de manera informal en los países en vías de desarrollo. Según la Organización Internacional del Trabajo, el 80 por ciento de la basura electrónica que se recoge y envía para reciclar de los países desarrollados – principalmente de Estados Unidos – acaba siendo enviada a países en vías desarrollo. Esta tendencia de exportar dispositivos utilizados para ser reciclados en el extranjero se conoce a menudo como la ‘globalización de la basura electrónica’.
Alhilali, de la ONUDI, explica que la exportación de desechos electrónicos a los países en vías de desarrollo "a menudo conduce a que los productos obsoletos se reciclen en zonas pobres, marginadas, utilizando técnicas rudimentarias de alto riesgo."
Trabajadores en el sector informal suelen ser las primeras víctimas de esta práctica, ya que, explica Alhilali, "sin ser conscientes de los peligros, están expuestos a riesgos para su salud, que van desde la inhalación de gases tóxicos a la exposición cutánea. Además, sustancias tóxicas como los COPs se liberan a la atmósfera, causando daños al medio ambiente que se podrían evitar con una regulación adecuada."
Desde el 2008, la ONUDI, en línea con su mandato de promover un desarrollo industrial inclusivo y sostenible, ha estado ayudando a los países en vías de desarrollo y países con economías en transición en la gestión sostenible de sus residuos electrónicos. Lo hace asesorando a los gobiernos sobre marcos jurídicos e identificando opciones de financiamiento para sostener el sistema de reciclaje de residuos electrónicos, tomando en cuenta todas las etapas de la cadena, desde la recolección hasta el desmontaje, reciclaje y disposición final.
En América Latina, los países producen e importan desechos electrónicos, formando un flujo intrarregional que existe sobre todo en los márgenes de la ley.
Alfredo Cueva, Oficial de Desarrollo Industrial de la ONUDI, poniendo a Brasil como ejemplo, explica que: "fue el sexto mayor generador de desechos electrónicos en el mundo en el 2012, con 7.1kg de residuos electrónicos generados por persona durante ese año." Observa que "debido al crecimiento económico acelerado y nivel de desarrollo de la región, la cantidad de basura electrónica está creciendo incluso más rápido que en otras regiones."
Cueva continúa diciendo que la basura electrónica se ha convertido en un tema muy importante en las agendas nacionales de toda América Latina. "Organizaciones del sector privado y de la sociedad civil también tienen un interés creciente en resolver el problema de los desechos electrónicos. Esto no sólo se debe a presiones políticas y preocupaciones públicas sobre los componentes peligrosos de los desechos electrónicos, sino también a las atractivas oportunidades de negocio que ofrece la gestión de los desechos electrónicos. Cada vez más, los países en América Latina ven la gestión de residuos electrónicos como un generador de nuevas empresas verdes y empleo."
Un motivo de especial preocupación en América Latina es el contrabando, la recolección informal y el desmantelamiento de los desechos electrónicos, que conduce a la competencia desleal y a peligros impredecibles. Cueva argumenta que el peligro "puede ser abordado estableciendo sistemas adecuados, incluidas políticas y regulaciones, proveedores de servicios de residuos electrónicos, una financiación sólida, mercados que funcionen adecuadamente, tecnología y habilidades apropiadas, sociedades que estén bien informadas y conscientes, y, por supuesto, un buen seguimiento, control y organismos responsables."
Según la iniciativa StEP para la solución del problema de los desechos electrónicos, en torno a un tercio de los países de América Latina y el Caribe han establecido hasta la fecha instrumentos normativos relacionados con los residuos electrónicos. Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica y Perú son los líderes regionales, mientras que otros países están en camino para desarrollar e implementar los marcos legales.
Actualmente, la ONUDI está desarrollando un proyecto titulado "Fortalecimiento de Iniciativas Nacionales y Mejora de la Cooperación Regional para el Manejo Ambientalmente Racional de los COPs en Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE) en los Países de América Latina". El proyecto se llevará a cabo en Argentina, Bolivia, Chile, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Perú, Uruguay y Venezuela. Está cofinanciado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), organismos nacionales y el sector privado.
Con este proyecto, la ONUDI ayudará a los 13 países tanto técnica como económicamente, asesorando sobre políticas, negocios, legislación, tecnología y sensibilización. A nivel nacional, ayudará a fortalecer las políticas y la formación de técnicos y funcionarios públicos, desarrollando información y sensibilización sobre el tema. También ampliará la infraestructura existente o creará una nueva infraestructura donde sea necesario. A nivel regional, trabajará hacia una armonización de los aspectos clave de las políticas de residuos electrónicos, fortaleciendo la cooperación regional, los sistemas de intercambio de información y la gestión del conocimiento.
Por Laura Gil Martínez
Publicado en Febrero de 2015
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Sobre la Plataforma Regional de Residuos Electrónicos en Latinoamérica y el Caribe
Sinergias entre los convenios de Basilea, Rotterdam y Estocolmo (disponible en inglés)